domingo, 11 de noviembre de 2012

Anoche vi la viva imagen de Carrie y de su madre

¿Habeis visto la película o leído la novela Carrie de Stephen King?


Película Carrie (1976)



Casi todo el mundo, supongo...
Y vaya por Dios, yo también! Ayer vi la viva estampa de Carrie y la represora de su madre.

Esto es una reflexión sobre el maltrato psicológico que ejercen los padres contra los hijos.

Aunque parezca que esté todo el tiempo detrás de una pantalla salgo de casa, por supuesto
y demonios! veo cosas! sí! demonios! maldito cabrón irlandés...! (esto lo vi en otra peli, tenía ganas de decirlo).

Estaba esperando mi turno para que me atendieran en un comercio y por detrás vinieron dos nuevas clientas. La personificación de Carrie y de su madre.
Al llegar al comercio ni siquiera saludaron. Vinieron amargadas.
Yo no les hice demasiado caso, oía todo el rato murmullos y palabrería, pero no llamó mi atención. No hasta el momento en que la puerca de la madre gritó a su hija (de unos veintipico años) como si fuera una niña de teta.
La niña, totalmente acongojada y acojonada, acató la orden que su madre le dio.

Yo me giré para ver si a esa vieja le entraba algo de vergüenza por su maleducada actitud pero a una sinvergüenza...
Eso fue una pequeña incitación por mi parte, pues yo, que no estoy demasiado concienciada con casi nada, sí lo estoy y profundamente con el maltrato psicológico.

Mi mirada buscó la de la madre a modo de provocación, o quizá de desafío, porque, joder (maldito cabrón irlandés...!) estaba deseando que la volviera chillar para cerrarle el hocico.
Al ver que no volvió a chillar a su hija, me iba girando para ver qué hacía. La mujer lo notaba, pero no me miraba (debe ser que acojono demasiado :P) pero en ningún momento fue capaz de mirarme para decirme un merecido : ¿y tú qué miras?.
Entonces lo que pude ver fue más deleznable. La mujer no paraba de observar a su hija (que evitaba el contacto visual con su madre en todo momento) con una mirada de desaprobación constante.

Tenía delante de mis narices una maltratadora y una maltratada. 

Yo conocía ya a esas dos mujeres, eran del barrio y hacía años que no las veía...pero la voz de esa mujer me vino a la mente ya que recordaba esa misma voz de tiempos de mi infancia, de ver a esa madre siempre riñendo a su hija. Siempre chillando a su hija. Siempre humillando a su hija.

Su hija en la infancia era una niña normal, pero ayer el semblante que tenía ya no era el mismo. Era el semblante de una persona dañada por un exceso de inseguridad. Su inseguridad se veía por todas partes. Miedo en el movimiento y un poco patosa debido a ese miedo, un defecto al hablar bastante evidente, una manera de comportarse intentando pasar desapercibida, apagada, cabizbaja, en el umbral del encorvamiento...



¿Y sabeis qué puedo decir con toda seguridad?
Que la culpa, toda la culpa de que la hija esté así la tiene la castradora de su madre.
Una mujer fea, antipática y reprimida. Un deshecho social. Una arpía, que al igual que la madre de Carrie, fue abandonada por su marido, el motivo ya no lo sé...pero eso la tiene amargada.

Estos son unos insultos muy feos para alguien que a mí no me ha hecho nada pero se los merece y ayer me quedé con las ganas.
Me quedé con las ganas porque un padre se dedique destruir la vida de una persona que trajo a este mundo sin tener elección ni culpa y destrozar su autoestima debería de ser penado con el mismo castigo...probablemente ya lo tuviera en su infancia.
Normalmente este tipo de padres proyectan sus propias frustraciones en sus hijos o los educan de la única manera que saben, tal y como ellos fueron educados.

Estoy segura de que a estos padres, muy en el fondo de sus mecanismos de defensa, les gustaría mirar a sus hijos con dulzura, o darles una muestra de cariño, pero no saben cómo hacerlo, no saben querer...y esa represión de los buenos sentimientos se convierte en un arma arrojadiza, convirtiendo al maltratador en una persona todavía más frustrada, más hiriente y más dañina.
Analizando cada movimiento del hijo para tener excusa para criticarlo, reñirle por todo, nunca premiarle cuando hacen algo bien, sacar defectos constantemente, ponerlos en evidencia delante de sus amigos o adultos...


matándolos en vida...


¿Sabeis qué es lo que genera esta gentuza?
Que sus hijos se conviertan en unas víctimas de la sociedad, o en verdugos de ella.
Los convierten en depresivos, en asociales, inadaptados, temerosos o con tendencias violentas, los convierten en futuros padres maltratadores o en personas llenas de adicciones. Los enferman.
Los convierten en asesinos, en suicidas o en las dos cosas ( la mayoría de los asesinos/suicidas de universidades americanas presentaban este perfil) y el que tiene suerte y no se vuelve loco, se pasa su  puta vida intentando superar las secuelas de estos traumas sufridos desde el día que fueron paridos.

A los hijos que sienten dolor por el trato que les dan, sólo les diría que salgan de ese entorno en cuanto puedan, porque al final el padre/ madre maltratador ejerce la mima influencia que un marido o una esposa maltratador /a ;  generan tanto temor e inseguridades, que los desvinculan de la sociedad creando una interdependencia enfermiza, cubierta bajo el manto de una falsa protección.



Mi único llamamiento a los adultos que contemplen esto es que si ven escenas de este tipo, intervengan aunque sea con un tirón de orejas a los padres y a poder ser, observarlo desde la distancia, porque el maltrato psicológico es tan venenoso como el físico.

La Kristo.

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